Hace 1500 años un volcán llopango situado en el actual El
Salvador, entró en erupción provocando el emplazamiento de los flujos
piroclásticos en una amplia superficie y una columna de cenizas volcánicas y
gases que alcanzó los 49 kilómetros de altura, según describe un artículo
publicado recientemente en la revista Journal of Volcanology and Geothermal
Research.
Este estudio a partir de análisis de los depósitos de los
materiales volcánicos expulsados ha reconstruido el proceso de erupción de la
que se considera una de las erupciones volcánicas explosivas más intensas
ocurridas en America Central durante el Holoceno.
Ocho etapas de erupción
Los estudiadores han logrado identificar ocho unidades en
los depósitos de material expulsado que se relacionan con cada una de las
etapas que caracterizaron el evento.
“Fue una erupción que empezó con unas oleadas piroclásticas
en un área muy concreta. A partir de un determinado momento se produce un
cambio de fase, caracterizado por la caída de cenizas para luego volver otra
vez a una fase dominada por la ocurrencia de los flujos piroclástico”, dijo
Dario Pedrazzi.
La gran columna que se elevó en la etapa final
Gracias a la gran variedad de simulaciones que se
realizaron, los científicos del estudio estiman que durante las etapas finales
de la erupción la columna de ceniza y gas se elevó a los 49 kilómetros.
El volumen total del material que fue expulsado durante la
erupción fue de unos 30 kilómetros cúbicos de magma. El estudio sitúa la
magnitud de la erupción en un 6,8.
Este estudio forma parte de un proyecto financiado por el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) de México, y está liderado
por el investigador Gerardo Aguirre-Díaz, de la universidad Autónoma de México
(UNAM), centrado en el estudio de la caldera del llopango y cuyo objetivo es
concretar la peligrosidad de la supererupciones volcánicas de Centroamérica.
Fuente: CSIC
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