Bacterias. Fuente: AJC1 Flickr.
Los microorganismos son aquellos seres vivos tan pequeños que solo pueden ser percibidos a través de un microscopio. Dentro de este amplio grupo se incluyen los virus, los mohos, las levaduras y las bacterias, hongos y algunas algas. Cabe destacar que pueden ser elementos unicelulares, es decir, que están constituidos por una única célula o pluricelulares –más de una. A pesar de ser tan diminutos son de gran importancia para el desarrollo del medio ambiente y, a continuación, veremos por qué. 

¿Cómo participan los microorganismos en los ciclos biogeoquímicos?
Un ciclo biogeoquímico constituye el movimiento de cantidades de carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, calcio, sodio, azufre, fósforo, potasio entre los seres vivos y su medio ambiente: es decir, el intercambio de elementos químicos entre seres vivientes y no vivientes de un mismo entorno, todo esto a través de una serie de procesos de producción y descomposición. Es gracias a estos ciclos que los elementos surgen una y otra vez para ser utilizados de nuevo por otros organismos.

Ciclo del carbono
En el medio terrestre, son las plantas las que toman el lugar principal en cuanto a la transmisión del CO2. En el medio acuático, son los microorganismos fototróficos (como son las cianobacterias y las algas) los que predominan. Una vez el carbono se materializa orgánicamente es degradado por la acción de microorganismos (bacterias y hongos) que retornan el CO2 al medio, sea por fermentación o respiración anaeróbica.

Ciclo del nitrógeno
Consta de cinco fases: primero, fijación del nitrógeno, donde intervienen bacterias fijadoras de nitrógeno presentes en el suelo y en medios acuáticos (por ejemplo, cianobacterias, Clostridium y Rhizobium) que convierten el nitrógeno gaseoso en amoníaco; segundo, nitrificación, donde un grupo de bacterias –las nitrosomonas y nitrococcus– oxidan el amoníaco a nitrito; tercero, asimilación, las raíces absorben el nitrito y cuando los animales se alimentan de estos vegetales consumen compuestos nitrogenados vegetales que van a convertir en compuestos nitrogenados animales; cuarto, amonificación, la conversión de compuestos nitrogenados orgánicos en amoníaco y, por último, desnitrificación, proceso que realizan algunos microorganismos donde degradan nitratos liberando nitrógeno a la atmósfera.

Ciclo del azufre
Inicia con los sulfatos en el suelo (algunos están disueltos en el agua), de allí son absorbidos por las plantas quienes reducen los sulfatos a sulfuros. Los animales se alimentan de las plantas e incorporan el azufre a su propio cuerpo, que va a mantenerse allí hasta que los animales mueren. Cuando los cuerpos son dejados en el suelo, los aprovechan los organismos descomponedores –bacterias y hongos– que desintegran los cadáveres y convierten el azufre en sulfuro de hidrógeno, éste se oxida y produce sulfato, repitiéndose el ciclo una vez más. 

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