Hacia el siglo XX llega la contaminación a México junto a la revolución industrial: fábricas y ferrocarriles comenzaron a aparecer en todo el país, sumándose a la construcción de infraestructura hidráulica y urbana; lo que terminó cambiando por completo la vida en el territorio, manteniéndose incluso hasta la actualidad. 
En el año 2016 los niveles de ozono que se registraron en la Ciudad de México fueron tan altos –casi llegaron a la segunda fase de emergencia ambiental– que se tomó la medida de no permitir la circulación a dos millones de autos por tres días seguidos. ¿Cómo ocurrió esto?




Breve recuento de la contaminación en México

No es un tema nuevo: ya lograron superar una primera crisis gracias a la implementación de medidas como la limitación de la actividad industrial y la inserción de las pruebas de emisiones para vehículos, además del operativo “Hoy no circula”: acuerdo mediante el cual se intenta regular la cantidad de vehículos que transitan por la Zona Metropolitana del Valle de México.
Para México, la situación ha estado crítica desde los años 80. 
Si a esto agregamos el contexto global del cambio climático, no queda duda de por qué ha ido empeorando su situación. 
Aunque las medidas de regulación ayudan en menor medida, no son capaces de controlar del todo la contaminación en México, mucho menos de revertirla o erradicarla. 
El mismo operativo “Hoy no circula”, por ejemplo, evita que una gran cantidad de ciudadanos utilicen su auto personal pero, al mismo tiempo, los obliga a recurrir a medios de transporte públicos, los cuales contaminan mucho más que un vehículo particular.

¿Cómo ayudar?

Hasta ahora, la contaminación en México se encuentra relativamente bajo control. 
Por supuesto, esto no quiere decir que la alerta de contaminación sea cosa del pasado o que el smog haya desaparecido completamente. 
Todo lo contrario, la amenaza sigue inminente así que te dejamos algunas recomendaciones para que tú, como ciudadano, colabores con el cuidado de tu tierra:

  • Utiliza la bicicleta como medio de transporte en lugar de vehículos. 
  • Compra productos que puedas reutilizar, reciclar o que sean biodegradables.
  • Jamás arrojes basura a la calle.
  • Ahorra energía: no dejes enchufados cargadores cuando ya no los estés usando ni luces encendidas cuando ya no estés en la habitación.
  • Baja el nivel de la estufa y el calentador cuando nadie los utilice.

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