No hay abuela que no tenga en casa su maceta con aloe vera o sábila, esperando el momento indicado para usarla. Resulta que es buenísima para todo: si te quemaste, usas aloe vera; si tienes inflamación, usas aloe vera; si te duele el estómago, usas aloe vera. Todos estos mitos se han transferido y expandido a través de los años, lo que nos lleva a la pregunta ¿es realmente tan mágico el aloe vera? Es hora de averiguarlo.

¿Qué contiene el aloe vera?

Es una planta bastante particular por lo que es fácil reconocerla: cuenta con unas características hojas verdes gruesas y puntiagudas que logran alcanzar los 50 centímetros de largo; además estas hojas están llenas de un líquido viscoso con un olor bastante fuerte. Podemos dividir las propiedades del aloe vera de la siguiente manera:

Minerales

Cuenta con minerales como el magnesio, que influye en los procesos metabólicos; el hierro, que ayuda a prevenir la anemia; el zinc, que mejora el sistema inmunológico y las funciones enzimáticas; el calcio, que favorece el buen funcionamiento de los músculos, previene la osteoporosis y aumenta la densidad de los huesos; el potasio, que colabora en la regulación de los líquidos ingeridos en el cuerpo.

Vitaminas

En cuanto a estas sustancias, tan necesarias para el cuerpo, encontramos: vitamina A, mejora la vista y salud general de los ojos; vitamina B1, ayuda al buen funcionamiento del sistema nervioso; vitamina B2, aumenta la absorción del hierro; vitamina B3, trabaja en el sistema digestivo y nervioso; vitamina B6, actúa en la formación de hormonas y liberación de la glucosa; vitamina B9, evita la anemia y repara nuestro ADN; vitamina C, estimula la producción de colágeno.

Aminoácidos

Igualmente importantes para el cuerpo son los aminoácidos y, afortunadamente, el aloe vera cuenta con los esenciales: la lisina, la valina, la metionina, la leucina, la isoleucina, la fenilalanina, el triptófano y la treonina. Cada uno con una función distinta –la treonina se enfoca en el hígado mientras que la leucina vela por el funcionamiento de los músculos, por ejemplo– pero se puede afirmar que todos contribuyen al buen desenvolvimiento del organismo.

¿Dónde lo usamos?
  • En la piel, para eliminar cicatrices y marcas o manchas no deseadas.
  • En las picaduras de insectos, para aliviar el escozor y molestia.
  • En los bebés, para sanar la irritación causada por pañales.
  • En las quemaduras, para reducir la inflamación y el dolor y evitar además una futura cicatriz.
  • En el cuero cabelludo, para mantenerlo sano y sin caspa.



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