Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han demostrado que el gancho de los espermatozoides que exhiben algunas especies de roedores no determina la formación de trenes espermáticos para aumentar la velocidad de nado. Frente a la teoría generalmente aceptada se demuestra también que la habilidad de los espermatozoides para formar estas uniones no está relacionada con la competencia espermática que se produce como resultado de la promiscuidad femenina.

Los espermatozoides de muchas especies de roedores tienen un gancho en la cabeza que, hasta ahora, se pensaba que utilizaban para formar trenes. Estos trenes se forman a partir de la unión de muchos espermatozoides que consiguen así nadar más rápido. Se aceptaba, en general, que los ganchos servían para que la unión entre espermatozoides fuera más fuerte. Los resultados demuestran que casi ninguna de las especies que tienen este gancho forma trenes de espermatozoides. De hecho solo se había comprobado la formación de estas agrupaciones espermáticas en dos especies de roedores norteamericanos y en una especie europea, el ratón de campo. De entre las muchas especies europeas, asiáticas y africanas, sólo los ratones de campo, Apodemus sylvaticus, forman trenes.

El ratón Apodemus sylvaticus.
Desmontando la teoría de la cooperación

Los trenes espermáticos se conocen desde 2002, cuando un equipo internacional publicó en la revista Nature el descubrimiento de esta curiosa asociación entre células espermáticas y la hipótesis de que sería ventajosa para llegar antes el óvulo. “Se trataría de un auténtico ejercicio de colaboración entre células”, comenta Maximiliano Tourmente, investigador del MNCN, pero solo en esta especie.

"A pesar de tener muy poca evidencia, se asumió desde el principio y casi de forma unánime, que el gancho que presentan los espermatozoides de los roedores servía para hacer posibles estas uniones y, lógicamente, se pensó que todas las especies con gancho formaban trenes espermáticos. Nuestro estudio desmonta esa teoría”, concluye Tourmente.

Fuente: MNCN
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