El cambio climático de hoy en día, está alterando los ecosistemas del planeta de muchas formas, con consecuencias cada vez más dramáticas. Muchas plantas y animales ya están altamente afectados. Pero, lo que más sorprende es que aún no comprendemos bien cuáles son las amenazas específicas y como serán las consecuencias reales.
Los lagartos son un conjunto de animales del que coloquialmente, se dice que les gusta mucho el sol. Debido a que son de sangre fría, dependen propiamente del calor y de la radiación solar para poder alcanzar las temperaturas que les gustan. Siendo así, la hipótesis obvia seria que se beneficiaran del calentamiento global, pero la pregunta principal es ¿Lo harán?.
Un estudio de 45 investigadores de aproximadamente 17 países, se ha acercado a responder esta pregunta en un estudio publicado en Nature Communications. Los investigadores se enfocaron en la fisiología de la familia de los lacértidos, que son un grupo que está muy extendido en Europa, Asia y África. Entre los lacértidos, existen especies que viven en el calor abrasador de los desiertos, pero muchas otras están restringidas a hábitats fríos en montañas de más de 2000 m en Europa. Una de ellas, como la lagartija de turbera, incluso llega al Círculo Polar Ártico, más al norte que cualquier otro reptil.
El estudio uso métodos de secuenciación de ADN y análisis de fósiles para reconstruir la evolución de 262 especies de lacértidos. La investigación determino experimentalmente, en el contexto de su árbol evolutivo, que temperaturas prefieren los lacértidos y cuan tolerantes son a la perdida de agua en condiciones áridas. Se sabía que los lagartos de otras familias en ambientes tropicales a menudo operan a temperaturas muy cercanas a las del medio ambiente, y esto no ha resultado ser distinto en los Lacertidae tropicales. Sí el cambio climático conduce a un aumento de la temperatura en su entorno, es posible que no puedan persistir.
“Encontramos en estos lagartos un fuerte ajuste entre la fisiología y la temperatura ambiental y esto probablemente los hace muy sensibles al calentamiento global”, comenta Joan García-Porta, quien es investigador del Centro de Investigación sobre Aplicaciones Ecológicas y Forestales (CREAF) y de la Universidad de Washington en St. Louis (Missouri, Estados Unidos) y primer autor de este estudio.
“En Europa estos animales han sido el foco de cientos de estudios en los últimos años. Nuestros nuevos análisis genómicos finalmente determinaron como se relacionan unos con otros en términos evolutivos, y cuando se originaron”, indica Iker Irisarri, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Entonces estudiar el pasado de la evolución de los lacértidos demostró que muchos de ellos se originaron en climas cálidos del pasado. Desde entonces se han ido adaptando a medida que la Tierra se ha ido enfriando, expandiéndose a regiones muy frías durante el proceso. “La historia de los lacértidos no tropicales es una de persistencia contra el frio. No ha habido precedentes de su evolución para hacer frente al calor o a las condiciones secas durante millones de años”, señala Katharina Valero, profesora de la Universidad de Hull, Reino Unido.
Fuente: CSIC

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