Muchos experimentos han demostrado que los arboles pueden sobrevivir muy
bien en extrañas condiciones. Y es que aunque parecieran verse obligados a
recurrir a sus reservas durante el invierno, lo compensaban con la posibilidad
de hacer su fotosíntesis durante 24 horas al día en el verano. Es difícil de
creer, pero Antártida estuvo una vez
cubierta de frondosos bosques. Hace unos cien millones de años, el efecto
invernadero en la tierra era extremo. El polo sur no era un desierto de hielo,
sino que era un vergel habitado por muchos dinosaurios.
En la Antártida el ecosistema
estaba adaptado a los largos meses de oscuridad dl invierno y era realmente
algo muy extraño. Pero si el calentamiento global continúa, se cree que estos
antiguos bosques podrían reaparecer. Uno de los primeros en poner en manifiesto
las evidencias de lo que una vez fue la verde Antártida fue el explorados Robert Falcon Scott. Cuando regresando
al polo sur en el año 1912, se tropezó con una planta fosilizada en el glaciar
Beardmore, a una latitud de 82 grados sur.
Su descubrimiento abrió una nueva ventana al pasado subtropical, del que
ahora se conoce como el continente helado. La profesora Jane Francis de la
Universidad de Leeds en Inglaterra, es una gran exploradora que ha seguido cada
uno de los pasos de este célebre explorador.
Uno de los fósiles que ha descubierto la profesora Francis, lo consiguió
atravesando la cordillera Transantàrtica, no muy lejos de donde Scott hizo su
gran descubrimiento. Estos probaron la existencia de restos de hayas hace unos
tres o cinco millones de años, las últimas plantas que vivieron en el
continente antes de que quedara completamente helado como hoy en día.
Lo más raro y sorprendente de los bosques polares sin duda fue su
adaptación al régimen de luces, puesto que durante todo el invierno reina la
oscuridad nocturna y en el verano el sol brilla hasta la media noche. El
profesor David Beerling, autor del libro Emerald Planet explica el reto que los
arboles de Antártida deben haber
enfrentado. Por medio de diversos experimentos, se demostró que los arboles
podrían sobrevivir muy bien en tan raras condiciones, mientras se veían
obligados a recurrir a sus reservas mientras estaba el invierno, lo compensaban
con las posibilidad de hacer la fotosíntesis durante 24 horas al día en verano.
Sin embargo, no eran solo los arboles los que tenían que buscar vías para
adaptarse a las condiciones polares de ese momento. También hay fósiles que
demuestran que los dinosaurios tenían que luchar arduamente para encontrar alimentos
en el enredado suelo. Se han emprendido numerosas excavaciones en la región sur
de Australia, que hace cien millones de años estaba ubicada en el este de Antártida. Estos descubrimientos
demostraron una cuestión muy interesante y era la gran pregunta ¿migraban los
dinosaurios durante el invierno o estaban adaptados a vivir en la oscuridad de
los bosques?.
Esto sugiere que los dinosaurios polares tenían visión nocturna y estaban
adaptados a vivir en la oscuridad invernal.
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