La
flora digestiva o flora intestinal
es el término bajo el cual se engloba al conjunto de bacterias que se
encuentran, de manera simbiótica, en el intestino.
La
mayoría de estas bacterias no son dañinas para el organismo, resultando algunas
bastante provechosas para el mismo.
Un
ser humano promedio posee aproximadamente 2000 bacterias en su organismo,
resultando dañinas solo 100.
Veamos
cómo surge y el impacto que genera en la salud esta flora digestiva.
Flora digestiva: desarrollo y características
El
intestino de los recién nacidos es totalmente puro, en él no se hallan
microorganismos.
Sin
embargo, por este motivo esto genera una deficiencia de vitamina K en los
neonatos debido a la ausencia de las bacterias, ya
que solo ellas pueden producir la vitamina de manera endógena.
A
través de los primeros meses se va desarrollando una flora digestiva inicial, que se verá incrementada una vez sea
constante el consumo de leche materna. Finalmente, tras dejar de lado la
lactancia, se iniciará un proceso de transición hasta la flora del adulto.
Los
microbios o bacterias existentes en el conjunto, varían de adulto en adulto,
logrando solo cierta equivalencia en adultos relacionados familiarmente.
Sin
embargo, existen tres organizaciones bacteriales que se encuentran en la flora digestiva: los firmicutes, con
una abundancia del 65%; los bacteroidetes, con abundancia de 23% y
actinobacteria, con abundancia del 5%.
El
porcentaje restante está constituido por otras agrupaciones.
Funciones
Sumadas
a la creación de la vitamina K, las funciones principales que llevan a cabo
estas bacterias en el organismo son las siguientes:
- Metabolismo de carbohidratos:
Las bacterias detectan algunos
polisacáridos encontrados en la pared celular de los vegetales, para
posteriormente degradarlos y así favorecer la capacidad digestiva de los seres
humanos. Algunas bacterias poseen, de igual manera, una serie de enzimas que
permiten la digestión de carbohidratos complejos, destacando la pectina, la
celulosa y la hemicelulosa; posteriormente son transformados en azúcares
simples, que pasan a ser fermentados para crear ácidos grasos de cadena corta
que las células humanas son capaces de absorber.
- Participación en el sistema inmune:
La flora digestiva ejerce participación en
la especialización del tejido linfoide, perteneciente a la mucosa del
intestino. Las bacterias son las encargadas de guiar a los linfocitos para que
descubran cuáles cepas son de provecho para el cuerpo y así reconocer de manera
más óptima a los antígenos invasores. De esta manera el sistema inmune se ve
beneficiado, ofreciendo mejoras para la salud.
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